Hay lecciones que solo el tiempo y la decepción pueden enseñarnos. No todos los que están a tu lado lo hacen por amor, respeto o lealtad; muchos simplemente lo hacen por conveniencia. Aprender a distinguir entre quienes te acompañan por quien eres y quienes lo hacen por lo que obtienen de ti, es un acto de madurez emocional. Rodéate de vínculos genuinos, de esos que permanecen incluso cuando no hay nada que ofrecer más allá de tu compañía.
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