12 de abril de 2013

Alta tensión en Independiente

Hubo pasacalles contra los jugadores en Ezeiza y amenazaron a Leguizamón; enojador por no jugar, Farías habría pedido rescindir; el presidente Cantero lo negó.

"Se van a la B y los vamos a matar a todos." Luciano Leguizamón había detenido su auto para firmarle un autógrafo a un chico cuando escuchó la frase. Tajante. Lapidaria. Antes, le gritaron "pecho frío". Y hasta le ordenaron: "¡Empezá a jugar, la c... de tu madre!" Cuatro personas aprovecharon el momento para descargar toda su bronca contra el futbolista, a la vista de las cámaras de televisión. Sin ningún pudor.
Así vive Independiente , que se recluyó en el predio de la AFA en Ezeiza en busca de algo de paz. Su objetivo es prepararse de la mejor manera para conseguir una victoria balsámica mañana, frente a Unión, en Avellaneda. Pero los Rojos viven hace rato en un estado de crispación permanente, acuciados por el promedio, desangrados por la barra brava; al borde de la quiebra económica...
A los jugadores les resultó difícil abstraerse de esa atmósfera cercana a la ebullición. "Comparada es el culpable de todo esto, pero usted, Cantero, y los jugadores son los responsables del llanto de mis hijos y mi tristeza", se leyó en un pasacalles. Otro rezaba: "Mi cáncer no me mata. Si nos vamos al descenso me voy a morir de tristeza". Hubo, también, apoyo para el Tolo Gallego: "Tolo, tu gloria de ayer alimenta mi fuerza para alentarte hoy. Siempre con vos".
Desde los escritorios no llegaban noticias mejores. Ernesto Farías, el hombre llamado a hacer los goles de Independiente, que supo portar la cinta de capitán, habría pedido rescindir su contrato. Aún no digiere la decisión de Gallego de ni siquiera concentrarlo para el partido frente a Unión de Santa Fe. Según trascendió, la dirigencia estaba decidida a no aceptar la salida del futbolista. No ahora, al menos. De todas formas, por la noche, el presidente Cantero desmintió la solicitud del delantero y confirmó su permanencia en el plantel: "Farías no me pidió rescindir el contrato. Se quiere quedar a poner el pecho. Es una persona muy profesional y quiere jugar. Eso habla bien, porque en el momento que hay más insultos hacia él quiere quedarse para salir adelante junto a sus compañeros", explicó el presidente del club, Javier Cantero, en AM 630.
Sobre el incidente que protagonizó Leguizamón, Cantero dijo: "Lamento el mal momento que sufrió. No ayuda lo que pasó. Sé que la gente está desesperada, pero tenemos que salir adelante. No ayuda para nada insultar a los jugadores", recordó.
Por la noche, la víctima de los insultos fue el propio Cantero. El ex jefe de la barra brava de los Rojos, Pablo "Bebote" Álvarez, había convocado a un banderazo en la sede del club, en Avellaneda, "para echar a Cantero y salvar a nuestro club", según pudo leerse en el perfil de Álvarez en Facebook. La sede estuvo protegida por una decena de oficiales, que pasadas las ocho de la noche bajaron las rejas. A esa hora, los manifestantes no llegaban a cien. Cantero ya se había ido del lugar, rumbo a Ezeiza; rumbo al encuentro con el plantel y el cuerpo técnico, con quienes compartió la cena. "Nadie me va a pedir la renuncia. No tendrían por qué hacerlo, porque serían golpistas. Tengo un mandato que cumplir y vamos a hacer un esfuerzo entre todos para salir adelante. Estoy acompañando a los jugadores y quiero estar todo el tiempo con ellos como máxima autoridad del club. Lo importante es salvarse. Para mi sería terrible irme al descenso", explicó el máximo dirigente de los Rojos.