19 de septiembre de 2022

Betiana Bel, productora de arroz en Esquina, Corrientes, recibió el Premio Lía Encalada por su labor rural

 

️Ganadera y arrocera: trabaja desde muy chica en el campo y ahora maneja la empresa familiar con su hermana,se ocupó de distintas tareas en la empresa familiar y recibió el Premio Lía Encalada por su labor rural.

️Desde los 12 años, Betiana Bel comenzó a trabajar en las tareas rurales al lado de su padre en el campo de la familia, allí en el sur de Corrientes, muy cerca del río Guayquiraró. A esa edad comenzó a subirse al tractor, a la cosechadora, a monitorear los cultivos y a incursionar en las cuestiones administrativas de la empresa.

En 2016, tras la muerte de su papá, ella y su hermana Antonela tomaron la posta y fundaron AgroBA S.A., para dedicarse a la agricultura, a la ganadería y a la plantación de forestales. Hoy, a sus 41, Betiana lleva las riendas del campo en la zona de Esquina, es la primera mujer en integrar la Comisión Directiva de la Asociación de Plantadores de Arroz y fue distinguida con el Premio Lía Encalada por su labor como mujer rural.
“Mi padre nos inculcó esta pasión por el campo desde niñas”, cuenta Betiana. Y asegura que él nunca hizo una distinción de género entre su hermano y ellas. “Yo naturalmente siempre viví la igualdad de género”, destaca.

Actualmente Betiana administra el campo y se ocupa del día a día mientras su hermana, que vive en Santa Fe, se ocupa de las cuestiones contables, inversiones, créditos, entre otras cosas. “Nosotras heredamos la trayectoria de 40 años de arrocero de mi papá, continuamos con ese legado”, dice Betiana. Antes, había trabajado en empresas como Adecoagro y en la industria del arroz pero fue a partir de 2017 cuando se abocó plenamente al gerenciamiento del área productiva de su establecimiento, manejando unas 600 hectáreas entre propias y alquiladas.

Allí, muy cerca de la localidad de Esquina y del río Paraná, siembra arroz, la principal actividad, y hacen ganadería. Además, alquilan campos en la localidad correntina de Sauce donde cultivan maíz, sorgo, girasol y soja. Todas las labores las hacen con maquinaria propia y, además, brindan servicios a terceros con sus equipos.
El arroz ocupa unas 220 hectáreas en el sudoeste correntino. “Es un cultivo muy difícil que te demanda más trabajo y atención que otros, tenés que tener mucha estructura para poder realizarlo, por eso cada vez hay menos arroceros en la provincia, y el que deja no vuelve a la actividad”, explica. Según relata, en su zona había 50 productores cuando su padre llegó desde Concordia y hoy quedan apenas tres.

El cultivo lo hacen bajo el sistema de labranza convencional. Si bien ha incursionado en la siembra directa, el rendimiento fue inferior por eso optaron por la labranza mínima. “En lugar de hacer discos de doble acción tratamos de usar rastra que mueve menos la tierra, pero en general, todos hacemos convencional”, cuenta Betiana.

Para hacer un mejor uso del tiempo y de las máquinas, al cereal lo siembra a partir octubre de manera escalonada y lo cosecha entre febrero y marzo. El cultivo requiere riego entre noviembre y enero para su normal desarrollo. Para eso, Betiana realizó obras que le permiten llevar agua desde el río Corrientes a través de paletones hasta la chacra, donde va ingresando mediante un sistema de niveles de acuerdo con la pendiente del lote. Para hacer las curvas de nivel utilizan un láser y luego usan la palpa, una herramienta que forma los montículos de tierra.

El año pasado, por la gran sequía, el río estuvo prácticamente sin agua y tuvo grandes pérdidas. Los rindes fueron bajísimos, no llegaron a 3.000 kilos por hectárea, menos de la mitad del promedio zonal, y muchas lotes se secaron completamente. Este año, a pocas semanas de comenzar la implantación del cereal, las cosas no han cambiado mucho. La toma de agua del río permanece inactiva debido a la bajante histórica y pone en riesgo la nueva campaña.

El arroz se cosecha en promedio con 22 a 24 puntos de humedad y se debe bajar al 12% para poder almacenarlo. Para eso, Betiana cuenta con una secadora y silos de almacenamiento, lo que le permite vender el arroz cáscara, seco, a granel, a los distintos molinos.


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