6 de julio de 2016
El 'Tata' se inmoló por la causa
Gerardo Daniel 'Tata' Martino estaba ilusionado con dirigir al seleccionado argentino en los Juegos Olímpicos porque "era lo único que nunca había hecho", pero también consideraba al Mundial de Rusia como el "punto culminante" de su carrera y decía que después de esta competencia", "aunque sea campeón de la estratósfera", se iba a ir a su casa, pero nada de esto será posible porque hoy renunció, buscando que con su portazo quizás se movilicen conciencias que puedan cambiar este presente calamitoso del fútbol nacional.
"Alguien muy importante me había dicho hace poco que tendría que haber renunciado cuando me negaron la posibilidad de que Jorge Theiler fuera el entrenador del seleccionado sub 20, pero yo le contesté que no tenía ante quien presentar la dimisión y que además no pensaba regalarle a nadie dos años de trabajo", confió Martino poco antes de comenzar la Copa América Centenario en los Estados Unidos.
Después, el torneo pasó, la decepción de una nueva derrota, calcada de la del año pasado ante los chilenos en la final, y la inmediata renuncia de Lionel Messi que apagó los coletazos del revés deportivo porque todas las luces se fueron con el dimitente capitán.
"Estaba muy ilusionado con los Juegos Olímpicos, porque nunca fui y podíamos armar un equipazo, pero ya veo como se están cayendo la mayoría de los convocados, y no solamente los que juegan afuera, sino que lo más triste es que también nos están empezando a negar a los que juegan en Argentina", confesó el 'Tata' cuando al debut ante Chile en Santa Clara le faltaban un puñado de horas.
Los tiempos se acortaban y la historia inmediata iba a sonreírle, tal como había imaginado cuando el seleccionado empezó a levantar cabeza en las eliminatorias después de un comienzo titubeante y él aseguró que era "lo que hacía falta para ir a la Copa América sin pensar en los partidos de septiembre".
Pero la permanencia en Estados Unidos iba a contramano con la realidad de lo que sucedía con el fútbol argentino, porque el equipo estaba solo, apenas con la intermitente presencia de Claudio 'Chiqui' Tapia como único dirigente de referencia para el plantel y el cuerpo técnico.
Pese a ello los resultados se fueron dando hasta la final y jugadores y entrenadores se abroquelaron ante el caos que venía de los que ellos consideraban como los "de afuera", y que no eran otros que los dirigentes que más debían ayudarlos, aunque muy lejos estaban de hacerlo.
Ni el presidente Luis Segura, ni el coordinador de selecciones Víctor Blanco fueron en ningún momento santos de la devoción del 'Tata' ni de Messi y compañía, en tanto que Juan Carlos Crespi acompañaba tan solo porque tenía "buena onda" con los futbolistas, pero su poder de decisión era nulo.
Esa era una parte de la historia que molestaba a Martino, pero también había otra, futbolera, que lo llevó a modificar la "idea", como él llamaba al estilo de juego que trae en su ADN desde sus orígenes en Newell's y del que se nutrió en Barcelona, donde vivió un padecimiento inédito que lo marcó hasta estos días: la persecución periodística.
La adaptación del sistema de juego a la obtención del resultado, una obsesión para este grupo liderado en la cancha por Messi y fuera de ella por Javier Mascherano, también tuvo su costo en la relación con los líderes del plantel, pero como buen tipo que es, Martino aceptó "cambiar el como" con tal de que "estos jugadores puedan por fin levantar una Copa".
El cambio se produjo pero el objetivo no se alcanzó y Messi se fue. El descalabro en la AFA siguió su camino descendente sin encontrar fondo y se llevó puesto al seleccionado olímpico con el que pretendía pelearle el oro al Brasil de Neymar y compañía.
Entonces el 'Tata' vio que sus sueños se habían partido en mil pedazos, que de la "idea" no quedaba nada, la dirigencia seguía brillando por su ausencia y el futuro "sin juveniles a la vista dejará muy complicado al fútbol argentino después que esta selección cumpla su ciclo con el mundial de Rusia". Pero además vio que su honra estaba muy cerca de convertirse en comida para los perros, y entonces decidió irse.
Un 5 de julio de 2016, bajo la lluvia, en un predio de Ezeiza vacío de fútbol y lleno de tristezas y frustraciones, Gerardo Daniel Martino le dijo adiós a la selección, a los sueños, pero también a la indignidad de una dirigencia que como bien reconoció Segura en los Estados Unidos, "no se merecen ni estos jugadores ni su cuerpo técnico". Por eso el "Tata" podrá volver a Rosario con la frente en alto. Como se lo merece. Como no se lo merecía.
Miércoles, 06 de julio de 2016
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