RACING 3 - BOCA 1

Acá (no) está el campeón

Racing sacó su chapa en el Cilindro, jugó un partidazo y le ganó bien 3-1 a Boca, que sufrió las expulsiones del Cata Díaz y Erbes y tuvo una noche para el olvido. Aunque aún depende de sí mismo, el sueño de la vuelta olímpica va a tener que esperar...

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Publicado el 18-10-2015

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No le salió nada. Pero nada. Ni la máscara de superhéroe de Tevez lo convirtió en superequipo. Le faltó mucho a Boca para serlo. Fue una de esas noches en las que los planetas parecen andar de juerga y lejos de alinearse, armaron un lío bárbaro. Desde ese brazo izquierdo de Saja que frenó el primer tiro de Lodeiro en los minutos iniciales, hasta ese penal que mete Saja en los finales, como una puñalada más que se sintió innecesaria, si a Boca ya no le quedaba nada más y se iba bufando por no poder dar la vuelta. Llegó con aires de fiesta y se fue con sensación de velorio, aunque aún tenga chances clarísimas de ser campeón, porque depende de sí mismo. Habrá que esperar hasta el 1° de noviembre para volver a tener la chance, porque el 3-1 en el Cilindro le hizo guardar la serpentina para la próxima. Y en el medio, dos que no fueron invitados, hacen su mueca de placer. Rosario Central y San Lorenzo esperan agazapados. Y le agradecen el favorcito a Racing, claro.

Los dos goles de Racing

 

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Más allá de lo que hizo Boca, el local jugó bien. Sacó su chapa, mostró quién es el campeón vigente (aunque con lo largo que fue este torneo parezca de otra década y no de hace meses) y jugó a jugar. Quizá porque más allá las semis por Copa Argentina del viernes ante Central, la Academia todavía sueña con terminar segundo y meterse en la Libertadores. Y lejos de especular, de dejarlo venir y desgastarlo, Racing hizo el desgaste. Si a los 50 segundos ya había corner para el dueño de casa, que desnudó falencias por los costados y temitas con las pelotas altas al área. Y así llegó el primero, un minuto después de esa atajada de Saja a Lodeiro. Acuña metió el cabezazo que Pillud imaginó con su centro y le hizo sentir el rigor a Boca.

El empate de Calleri