Inmediatamente después del despegue, los controladores aéreos advirtieron que la aeronave realizaba maniobras inusuales. Cuando le preguntaron la causa al piloto, este dijo que el avión había golpeado un pájaro, refirieron autoridades de la terminal aeroportuaria.
Los tres miembros de la tripulación -nepaleses- y los 16 pasajeros -en su mayoría extranjeros- murieron calcinados antes de la llegada de los rescatistas.
Vecinos que llegaron al lugar del siniestro contaron que escucharon los gritos de las víctimas, entre las que se cuentan siete británicos, cinco chinos y cuatro nepalíes, quienes viajaban a la localidad de Lukla, puerta de entrada al monte Everest, para practicar el senderismo.
El pequeño Dornier de la empresa Sita Airways cayó cuando solo había cubierto poco más de tres kilómetros, casi encima de un poblado pobre situado en los límites con el aeropuerto.
Nepal tiene un lamentable historial en accidentes aéreos fatales. Este es el sexto en menos de dos años.
Uno de los más graves en ese lapso ocurrió en mayo último, cuando otro Dornier se estrelló al intentar aterrizar en el aeropuerto de Jomsom, considerado uno de los más peligrosos del mundo.
Los fallecidos fueron 15, entre ellos 13 indios en tránsito hacia un famoso lugar de peregrinación cerca de la frontera del Tíbet.
En septiembre del año pasado, un pequeño avión también al servicio del turismo volaba por los alrededores del Everest cuando se estrelló contra una colina en las cercanías del pueblo de Godavari.
Los 19 ocupantes del aparato, 10 de ellos indios, murieron.
Nepal cuenta con una deficiente red vial, por lo que un gran número de turistas, peregrinos y alpinistas recurre a pequeños aviones para trasladarse a las zonas más remotas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario