12 de diciembre de 2010

El Chino en las puertas


Marcos Maidana dejó todo pero no pudo tirar a Amir Khan. El Chino cayó en el primer round, pero se recuperó. Con un arbitraje polémico, fueron a las tarjetas: 114-111, 113-112 y 114-111 a favor del británico, que retuvo el superligero AMB.Marcos Maidana fue puro corazón. En la previa lo había dicho, tenía que tirar a Amir Khan si quería hacerse con la unificación del superligero AMB. Sin embargo, y pese a tenerlo a su merced en el round 10, no pudo hacer que el británico besara la lona. Así, terminaron yendo a las tarjetas y el inglés retuvo su cinturón en fallo unánime: 114-111, 114-111 y 113-112.El Chino se sobrepuso a una caída inesperada tras una buena combinación de Khan en el primer round. Un golpe al hígado lo vio arrodillarse, pero, siempre siendo fiel a su estilo guerrero, se levantó y siguió correteando a su rival por todo el ring. Cada vez que lo tenía, éste lo abrazaba o, en su defecto, el polémico juez del combate -Joe Cotrez- los separaba.En el quinto asalto, el árbitro le descontó un punto al argentino. Hizo señas de un codazo, algo que no fue percibido claramente y que terminó perjudicando al de Margarita en las tarjetas. A esta altura, el Chino ya dominaba en la corta y seguía en la búsqueda de ese golpe certero. Lo encontró varias veces recurriendo a su uppercut, pero el mentón del británico nunca lo hizo ceder.Maidana fue al frente pese a sentir el cansancio de perseguir a Khan, que se dedicaba a retroceder, tomar aire, agarrar ritmo y volver con una combinación veloz. Algo característico en su repertorio boxístico. Pero de tanto ir e ir, algo que había prometido en la previa, el Chino lo tuvo a su merced en el décimo. Ni el propio Freddie Roach, entrenador del púgil inglés, debe saber cómo continuó de pie.Fueron a las tarjetas en el Mandalay Bay de Las Vegas. Premiada la velocidad y elegancia por sobre la potencia y perseverancia. Así Maidana (29-2-0, 27 ko), que había arrojado 496 golpes, se vio vencido por Khan (24-1-0, 17 ko), que tiró 360, y le dijo chau a su unificación por el cetro de los 63, 500 kg de la Asociación. "Quiero pelear con cualquiera", dijo después. El Chino, ahí sí, se había desmoronado. Pero sólo emocionalmente..

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