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La candidata presidencial de Progresistas, Margarita Stolbizer mantuvo una conversación telefónica con actualidadesquina.com
Escuchar audio“Lo más importante en democracia es el pluralismo y la diversidad; Argentina tiene que salir del clima permanente de confrontación para ir hacia una cultura de diálogo y cooperación; no se puede discutir de fútbol sino se discute el poder; detrás de la disputa de poder hay violencia y drogas”, reflexionó Stolbizer.
La alta inflación es un verdadero flagelo que tiene múltiples impactos sobre la economía, pero indudablemente son los sectores carenciados los que más la padecen: cada punto porcentual adicional de inflación genera 70.000 nuevos pobres en la Argentina. Por esta razón, un gobierno veraderamente progresista no puede hacerse el desentendido en materia inflacionaria, y la lucha contra la elevada inflación debe ser una verdadera prioridad de la política económica.
El actual gobierno parece contentarse con la desaceleración de la inflación, que pasó del 36% en 2014 al 26% en la actualidad. Es inadmisible conformarse con semejante nivel inflacionario (que más que cuadriplica al promedio de los países vecinos), debemos establecer un objetivo claro y razonable en materia de reducción persistente de la inflación: llegar al año 2019 con una inflación de un dígito.
Ejes
Implementaremos un programa macroeconómico integral orientado a resolver el problema de la alta inflación y las distorsiones de los precios relativos que la acompañan en el marco de un plan de desarrollo de mediano y largo plazo. Para ello se coordinarán los instrumentos de política monetaria, cambiaria, fiscal y de ingresos de manera consistente y sustentable.
No todos se perjudican con la alta inflación. El gobierno de turno es el principal beneficiario, ya que el “impuesto inflacionario” representa una fenomenal fuente de recursos: hoy es la cuarta fuente de ingresos, por detrás del IVA, la Seguridad Social y el Impuesto a las Ganancias. Así, el gobierno se financia a costa de los sectores de menores ingresos, que son los que más sufren la inflación. Por eso el programa anti-inflacionario será la prioridad Nº1 de la política conómica en el corto plazo.
Los objetivos intermedios son el equilibrio fiscal y el superávit externo. Estos superávit “gemelos” garantizan la sustentabilidad fiscal y externa, le dan solidez a la economía y la vuelven menos vulnerables a los cambios de contexto de la economía mundial.