26 de agosto de 2012

Nuevo semáforo en Belgrano y Av. Juan R. Vidal

El objetivo es colocar estos artefactos en esquinas peligrosas y muy transitadas para evitar accidentes y continuar ordenando el tránsito, comentó el intendente Bianchi   "sabemos que el tema del tránsito muchas veces pasa por una cuestión cultural ya que hay normas que no se respetan. Por tal motivo estamos tranquilos ya que la Dirección de Tránsito Municipal está realizando un trabajo de control en diferentes puntos de la ciudad. Desde que asumimos hemos colocado una gran cantidad de semáforos tanto en calles de la ciudad para que el tránsito sea más fluido y se tenga más cuidado al momento de conducir"


Independiente volvió a caer y sigue en zona de descenso

El Rojo perdió ante Arsenal por 2-0, en el Libertadores de América, y además de perder a su entrenador, aún permanece último en los promedios; la gente pidió por el Tolo Gallego.




Faltaba un puñado de minutos, nomás. Independiente no podía, como sucede desde hace un buen tiempo. Arsenal estaba agazapado, como sucede desde hace un buen tiempo. En el desorden táctico, de pronto, Lisandro López aparece como un viejo (y desaparecido) número siete. Lanza un centro, sin demasiada convicción, y Tuzzio ensaya un despeje, con tan poca fortuna que su intento de rechazo viaja mansamente al fondo de la red. Justo él: el jugador más querido por los hinchas, frente a la ausencia de símbolos o figuras. Al rato, presa de la confusión, Vargas toma de la camiseta a Carbonero, observa la doble tarjeta amarilla y se va. Hay más: Benedetto, luego de un centro de Zelaya, sella el 2-0 del obediente Arsenal en el último suspiro. El colapso rojo. Independiente es una caldera del mismísimo diablo: convencido de que Cristian Díaz está por sellar su salida, la gente canta por Américo Gallego. Lo previsible se confirma tras la nueva derrota: el técnico hace pública su renuncia.



Los silbidos acompañaron la partida del equipo y la última función de Cristian Díaz como DT: fue la imagen de un equipo que patea en contra, que no ha podido marcar un gol en cuatro fechas. Ni el sorprendente 3-3 de la Sudamericana contra Boca lo salvó: los hinchas le gritaron de todo cuando se acababa la función. Abajo en el torneo y en los promedios. A Díaz ya no lo ataba ni la proximidad del desquite contra Boca, el miércoles.



No debe de ser nada fácil ser Independiente en estos tiempos convulsionados. Sobre todo, si se espía su historia, de tanto en tanto: la diferencia es tan grande que parece de otra vida. Que hubo un Independiente; que existe otro, mucho más pequeño, aunque las comparaciones suelen ser odiosas. No es sencillo ser Independiente hoy: jugar atado, presionado, asfixiado por un promedio angustiante (está en descenso directo), con rachas sin victorias que juegan más en la cabeza que en el césped. Más en la mente que en las piernas. O en realidad tienen relación directa: por las urgencias, no hay ideas. No se permite pensar: va hacia adelante con desesperación, porque el promedio lo mortifica. Falta un largo camino, es cierto: apenas empieza el torneo Inicial. Pero los malos resultados lo obligan a no fallar más.



La gente, exigente desde tiempos lejanos, no le perdona semejante desatino: están todos bajo la lupa. Hasta el presidente Cantero, más allá de sus buenas intenciones en otras cuestiones, más complejas. Independiente sale al campo de juego, da un par de pases seguidos y, enseguida surge el murmullo. Pierde la pelota y se compra un problema. Así, verdaderamente, es muy difícil jugar, creer, patear hacia adelante.



El adversario es una máquina casi, casi perfecta. La planificación al poder. Arsenal no sólo es el último campeón del fútbol argentino: es un pequeño modelo de conducción confiable y previsible. Independiente choca contra esa pared: con ímpetu, con ganas, aunque también demasiado apurado y con exceso de aceleración. Farías es un goleador implacable: en este contexto, se parece a un pescador sin carnada. Se pierde un par de ocasiones, con menos puntería que un zaguero. Rosales es un nexo creativo: en este contexto es una imagen débil de la intermitencia. Así, todos los demás. Independiente es desesperante. Así lo entendió quien hasta anoche era su DT: "Es el momento de dar un paso al costado, de descomprimir un poco. Estoy seguro de que este grupo de jugadores sacará adelante al club", dijo Díaz, al borde de las lágrimas. Un rato antes escuchaba el último intento del plantel para convencerlo de que no se fuera. Ya era tarde.



11 partidos sin éxitos en torneos locales (6 caídas y 5 empates). El último triunfo: 12» fecha del Clausura, 2-0 a banfield. otra serie: hace 395 minutos que no marca goles.